Si noviembre tuviera olor, sería naranja y azahar; ingredientes principales en la elaboración del pan de muerto, y es que cuando se acerca noviembre, las panaderías mexicanas elaboran grandes cantidades de este delicioso manjar.
Pero… ¿De dónde viene esta tradición?
Se tienen registros desde la época prehispánica en la que realizaban ceremonias a la diosa Cihuapipiltin, donde se hacía una ofrenda dedicada a las mujeres que morían del primer parto, se creía que rondaban por el aire causando enfermedades entre los niños, por ello les hacían regalos en el templo o en las encrucijadas del camino.
La ofrenda consistía en “panes” de diferentes formas, en su mayoría de mariposa (“papalotlaxcalli”) o rayo (xonicuille) y estaban hechos a base de amaranto pues era considerado un alimento especial.
Y aunque hoy en día existen variaciones en la elaboración de este pan, lo que no cambia es el significado tan especial y el amor con el que cada año lo ofrecemos para recordar a los que ya no están en este mundo.
Y bien ahora que lo sabes, no importa si es con chocolate, café o un vaso de leche, dice el dicho que con pan las penas son buenas.
Así que a seguir disfrutando de este postre porque no regresa hasta el próximo noviembre.
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